24h. en Hamburgo. Que merezca la pena.

4 de octubre de 2016

10:00h, sábado. Tren cercanías desde la estación hasta el aeropuerto de Málaga. Vuelo Málaga-Bremen. Tranvía desde aeropuerto de Bremen hasta estación de trenes de Bremen. Tren desde Bremen hasta Hamburgo. 18:00h. Metro desde la estación hasta el hotel, alejado del centro. Metro desde el hotel hasta el Mehr Theater, en un polígono industrial. Concierto a las 20:00h. Los alemanes hacen cola en fila india para entrar a un concierto, evitando aglomeraciones. Cola kilométrica. La cola está en medio del paso de vehículos, cuando se acerca uno la cola se abre, y el coche pasa. Imagínate un coche intentando atravesar una cola en España. No hay tornos, no hay seguridad, no hay militares con metralletas mirándote. La gente va lenta y con su entrada, que dan tranquilamente a la señora de la puerta.

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Para muchos demasiado trajín para ver un concierto y visitar rápidamente una ciudad. Nada operativo si no te gusta complicarte un poco la vida. Además, con lluvia inesperada y sin paraguas. Pero para mí fue un plan perfecto. Sin tiempo que perder. Siempre en movimiento. Y encima, mojándote. Pisar calles nuevas, oler olores nuevos, respirar un aire nuevo. Que te moje una lluvia nueva. Pasar un poquito de frío. Perfecto. Y del concierto sólo podría decir maravillas. Ver a Birdy en directo me sorprendió gratamente. Jasmine Lucilla Elizabeth Jennifer van den Bogaerde, como se llama esta británica de Hampshire, de 20 años, alcanza unos registros en directo que te ponen los vellos de punta. Su gira de este año, que sirve para presentar su tercer álbum, Beautiful lies, la ha llevado por USA durante unos meses y ahora por Europa. No llena grandes estadios, son conciertos íntimos, en lugares de una acústica exquisita, con unos dos mil espectadores a lo sumo. El encanto de lo minoritario. Esta chica, cantante y compositora, se rodea de una banda de músicos muy buenos: batería, bajo, violín, guitarra y teclados; el piano es cosa de ella, y sólo lo abandona un par de veces. Ella misma define su música como una mezcla de pop, indie y folk. Su tercer disco, Beautiful Lies, tiene 14 temas, todos buenos. Merece la pena ir a verla. Por supuesto comprarse el disco. Aunque te lo regala, gratis, en Spotify. Y letras están en internet.

Después hubo un rato para pasear. La zona estaba clara: Sankt Pauli, barrio ubicado en en el distrito Hamburg-Mitte, uno de los barrios rojos más famosos de Europa y centro de la vida nocturna de Hamburgo. Culturalmente es un lugar de peregrinación para los seguidores de los Beatles, ya que podría decirse que se descubrieron allí, en el Star Club, donde actuaron durante varios meses, antes de ser mundialmente conocidos. Unas esculturas modernas en la Beatle Platz los recuerdan.

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Homenaje a los Beatles. Beatles Platz, Hamburgo.

La mañana pasó rápido. De visita obligada su puerto, uno de los más importantes del mundo, junto al de Rotterdam o Liverpool. El edificio del ayuntamiento es un escándalo. Con menos de 24h. allí había que deshacer el camino hecho y regresar. Metro, tren, tranvía, avión, tren. Me encantaría volver a ver a Birdy. Qué maravilla.

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