La presión ‘bombonera’

9 de marzo de 2015

Artículo publicado en el número 34 de la revista ‘La bombonera’. Descárgalo aquí.

Los autores realizaron un riguroso estudio sobre la sonoridad de nuestro estadio durante uno de los partidos. Mediante instrumentos de última generación analizaron la presión sonora que ejerce la hinchada blanquiazul. ¿Es La Rosaleda una olla a presión? Este estudio concluye que sí.

Alan Antich / Moisés Laguna

Es evidente la devoción que profesamos los malagueños a nuestro feudo, a nuestra ‘bombonera’ particular, ‘La Rosaleda’. Para un buen aficionado al fútbol de su ciudad, a sus colores, el acudir a su estadio forma parte de un ritual inexplicable, como lo son las sensaciones que se tienen ante cualquier evento vivido en él, ya sean victorias, derrotas, goles,
despedidas, bienvenidas, etc.
Un elemento invisible, pero que hace que se queden grabadas para siempre esas vivencias, es el sonido. La presión sonora [o SPL, como se le conoce en el argot técnico] es muchas veces más efectiva que una fotografía a la hora de tatuarnos’ momentos vividos en diferentes sitios. En el estadio no iba a ser de otra manera. Cada espacio urbano, y como
parte del mismo, los estadios, poseen sus sonidos particulares, su ‘paisaje sonoro’; formado por aquellas particularidades
acústicas que sólo podríamos escuchar en ese sitio concreto. En un estadio los ejemplos son múltiples: la megafonía [¿quién no recuerda aquel anuncio de ‘la cancela es una mina’?], los cánticos de la afición, el golpeo del balón [sonará distinto en función de si el césped está seco o mojado], los cabezazos, las paradas, el himno; incluso la llegada al estadio posee sus sonidos; la gente reunida en la explanada de Martiricos, los más apurados corriendo saliendo del párking del ‘Rosaleda’ [que no el estadio] o el murmullo habitual en las escaleras son ejemplos claros de ello.

El sonido de la megafonía, los cánticos de la afición, las patadas al balón y hasta los cabezazos quedan registrado en este estudio de sonoridad

Sin duda, tanto los jugadores como el trío arbitral notan la presión del público sobre cada una de sus acciones, tanto para recibir ánimos como todo lo contrario. Los niveles altos SPL pueden servir como un medio de intimidación al
adversario, cuanta más presión sonora, más ‘ruido’, más incómodo se siente el rival y más ‘arriba’ se viene el equipo local. Algo que no siempre es casual y que incluso se busca con un concienzudo diseño arquitectónico, como por ejemplo ocurre
en el nuevo estadio del Arsenal FC de la Premier League inglesa [Emirates Stadium] gracias a las características acústicas de los paneles empleados en su techo.

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Uno de los instrumentos utilizados en el estudio sonoro

¿Es la ‘Bombonera’ un estadio que se haga notar? Lo pudimos comprobar los que rubricamos el presente artículo. La temporada pasada tuvimos el privilegio de sentir el calor de la afición de La Rosaleda a pie de campo en un partido de la Liga de Fútbol Profesional, tal como lo hacen los propios jugadores. Los responsables del Málaga C.F., nos invitaron a evaluar los niveles sonoros durante la celebración de un partido de liga en el que se enfrentaban el equipo local, el Málaga, contra el Getafe. [2-1 para el Málaga]. Desde aquí, nuestro especial agradecimiento a Víctor Giráldez por su ayuda.

Se trató de registrar objetivamente los niveles de SPL durante todo el partido mediante un sonómetro profesional Svantek 959, al que se conectó un micrófono ubicado a 3 m de altura respecto al nivel del césped.

El pico máximo de sonido lo logró el primer gol del Málaga, similar a cuando nos encontramos en un concierto junto a los altavoces

En los resultados del estudio se aprecia que durante todo el partido se alcanzó un nivel sonoro equivalente [el valor promedio del tiempo total de medición] de 88,3 dBA. Un nivel relativamente elevado, similar al ruido emitido por una autopista con mucho tráfico. Los valores máximos se alcanzaron cuando el Málaga CF abrió el marcador [Santa Cruz, min. 40], llegándose a los 106,2 dBA, un nivel parecido al que estamos acostumbrados a soportar en cualquier concierto en directo cerca de los altavoces. Los errores arbitrales también se hicieron notar, con niveles de casi 100 dBA. Estos datos contrastan con
los que se registraron durante el descanso [77 dBA] o tras el gol del Getafe [Valera, min. 60; 88 dBA].

Resumiendo, el 78% del tiempo de evaluación [casualmente, los 90 minutos reglamentarios más el descuento] se midieron niveles sonoros entre 80 y 90 dBA en el terreno de juego. Valores ciertamente importantes para un encuentro sin especial rascendencia o rivalidad; nos preguntamos cuáles habrían sido los niveles registrados en La Rosaleda en el partido de hampions contra el Borussia [porque lo que se oyó en las casas durante el partido -robo- de vuelta en Dortmund creo que no hay equipo capaz de registrarlo].

Es importante advertir que según la Organización Mundial de la Salud [OMS] la exposición continuada a niveles de ruido por encima de 80 dBA es nociva y puede causar pérdida irreversible de audición… pero la pasión por los colores forma parte del espectáculo del fútbol. ¿Os imagináis la ‘Bombonera’ en silencio? ¡Nosotros no!

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Alan Antich (@alanantich) es Profesor y Moisés Laguna (@MoiLaguna) es consultor acústico.

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